Los derechos humanos reflejan una conciencia moral global de la dignidad humana. Son inherentes a todos los seres humanos, independientemente de su nacionalidad, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, idioma o cualquier otra condición y no pueden ser dados o quitados.
Los derechos humanos son la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo.
Fueron formalmente y universalmente reconocidos por todos los países en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Desde entonces, los Estados han adoptado muchos tratados para reafirmar y garantizar legalmente estos derechos.
El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones de los Estados de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos de todos. Estas obligaciones imponen obligaciones específicas a los Estados, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales.
Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están interrelacionados (párrafo 5 de la Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993).
La igualdad y la no discriminación son principios transversales en el derecho internacional de los derechos humanos que garantizan el pleno goce de los derechos humanos a todos.
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